Cuando comencé con la carrera literaria tenía la difusa pretensión de nutrirme de todos los estilos y las voces que llegaran a mi alcance. Gracias a la universidad, y a unos cuantos amigos, logré ponerme en contacto con obras como las de Benedetti, Pessoa, Pizarnik, José Emilio Pacheco, Proust, T.S. Elliot, entre muchos otros que ahora deben estar esperándome en mi escritorio, aguardando el momento indicado.
Sin embargo, luego vino un tiempo de incertidumbre destructiva, aquellas adolecentes manías de cuestionar lo que uno hace. Así, el no tener la certeza de que si lo que uno hace realmente vale la pena comienza a trastocar los nervios.
Pero, ahora he decido retomar los viejos rumbos. Fiel a mi actitud perseverante, trataré de mantener la inquietud literaria. Ahora más que nunca. Mi lazo administrativo con la universidad se acabó hace apenas unas semanas atrás. Supuestamente ya soy un señor bachiller.
Bueno, ahora tomare este blog como excusa para hacer ejercicio de escritura, con opiniones acerca de temas diversos, para distintas personas, y ya veremos que sale de todo esto.
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